domingo, 23 de diciembre de 2007

OREJITAS DE CORDERO



Este blog tiene alma de cocina, pero mi alma tiene, además de un gorro blanco y alto, un casco y un culotte de ciclista. Por eso cuando puedo compaginar ambas cosas, la cocina y la bici, encuentro una cierta sensación placentera en mi interior y por supuesto en mi cara que es su reflejo.
Este fin de semana ha llegado mi sobrino Pablo para pasar las Navidades con la familia. Lo esperé en Excaray y aunque llegó bastante tarde, después de hacerse 700 y pico de kms., le tenía preparada una cena reconfortadora. Más teniendo en cuenta que al día siguiente, si el tiempo lo permitía, nos daríamos un paseo en bici de montaña y ya se sabe que dar un paseo en Ezcaray supone apretarse los machos y no parar de subir en toda la mañana. De hecho, con un tiempo fresco, no demasiado frío, nos subimos al pico de "El Hombre" a 1550m., después de salir a 810, 12 kilómetros antes.
Iba a decir que aguantó bastante bien, pero tengo que confesar que el que aguanté fui yo. El me iba dando conversación y yo apenas le podía responder "Uf, uf, uf". Pero también es verdad que le paso más de 30 años y que simplemente poder llegar, para mí es una satisfacción enorme.
Pero a lo que iba es que el viernes por la tarde preparé una receta de OREJITAS DE CORDERO que puedo recomendaros y describiros paso a paso. Las comimos para cenar, después de una buena ensalada y un poco de fiambre. Y las regamos con un vino tinto italiano, cuyo nombre no recuerdo y que tiene una aguja marcadísima, hasta el punto de que parecía que estábamos bebiendo cava (no por el sabor, sino por la textura).
Las orejitas las compré bien limpias, pero aún así les dí dos hervores con un poco de vinagre y después de cada uno las lavé bien al chorro del grifo. Luego las puse en agua fría con media cebolla, una hoja de laurel, tomillo, romero, pimienta en grano, media rama de apio y una zanahoria, y sal. Las puse en olla a presión y estuvieron unos 12 minutos desde que silbaba el pitorro. Mientras rehogué otra media cebolla y dos ajitos muy laminados hasta que quedó bien pochada, a fuego muy lento; entonces añadí dos alegrías picantes y un puré de tomate natural casero y un chorrito de vino blanco. Además rallé sobre el tomate una galleta María, con lo que se reduce enormemente la acidez del tomate y le da una cierta consistencia a la salsa. Cuando habían pasado 10 minutos, fui colocando las orejitas bien repartidas y las dejé cinco minutos. Probé el guiso, que estaba un poco soso y lo ajusté de sal. Aún lo dejé otros diez minutos y apagué el fuego.
Mi querido sobrino, parecía que llegaba de la guerra, se sirvió un plato y después otro. Finalmente, como aún quedaban dos o tres orejitas, pensó que ¿para qué las iba a dejar? y se las acabó así como toda la salsa. Como ya se había acabado el pan hubo que sacar el de molde para el último "rebañe" de la salsa. En total, yo creo que se comió unas quince orejitas, y decía: Están buenísimas; y mucho más suaves que las de cerdo... Luego, un poco de postre, una buena charla y a la cama. Al día siguiente había que desgastar.
Es una receta que puede orientar a alguno, yo sólo las había comido rebozadas como pincho en los bares, y ni siquiera en internet he encontrado ninguna receta, así que ojalá os aproveche a alguno...

lunes, 17 de diciembre de 2007

¡HORROR, NO FUNCIONA EL HORNO!



Desde la semana pasada en los restaurantes ya se celebra la Navidad. Casi antes de que los ayuntamientos empiecen a derrochar en luces de estrellitas, velas, papásnoeles, cometas, etc. etc. los restaurantes empiezan a llenarse de grupos de amigos o de empresas, para cenar fundamen-talmente y ponerse más o menos ciegos de comida y bebida.


A los restaurantes nos va bien porque son días que llenamos, por tantos días que no mojamos, y además porque los grupos, por lo general, van a menú fijo y para la cocina es mucho más cómodo que cuando piden a la carta.


Como digo, el comedor está absolutamente lleno, excesivamente lleno. Primero un entremés para que, mientras se prepara el primer plato, la gente vaya entreteniéndose untando un poco de puding de queso de cabra salpicado de sésamo tostado y con unos hilos de miel. A la vez se va abriendo el vino, el agua y siempre hay alguien que pide una cervecita...


La máquina de la cocina empieza a funcionar, de hecho ya está con la adrenalina alta desde hace un cuarto de hora. Se ha hecho el pan en horno seco a 200º durante 6 minutos y con el tiro abierto para que no se humedezca nada y salga muy crujiente y dorado. Según se saca el pan, se les da un calentón a los boles de la crema (vacíos todavía), para que al salir estén bien calientes. Mientras la ensalada individual de ibérico y micuit, prácticamente ya plateada desde hace una media hora, se apaña con la vingreta de pistachos y la sal, ya en el último momento para que no se macere nada. A la vez se calienta la crema de patatas a la riojana en los cubos de thermomix, a 5 de velocidad y 60º de temperatura. Y a la vez, en el horno del que hemos sacado los boles, se cambia el programa a 190º con un 65% de vapor y se meten las bandejas con los timbales de picadillo, que vienen directamente del frigo, en sus moldes metálicos.


A partir de ahora, la que manda es la jefa de sala, ella tiene que avisar cuando empieza a retirar un plato para que en cocina se vaya "regenerando" el siguiente.


Después de la crema de patatas a la riojana, con picadillo y huevo frito de codorniz (los huevos están fritos hace media hora y mantenidos en una bandeja en la parrilla superior de la cocina, simplemente al calorcillo), viene un lomito de rape con sopa de cebolla y trigueros a la plancha. Después cochinillo deshuesado con coulis de ajo.
Ana avisa con tiempo suficiente para que Diego meta al horno el rape. Y Diego, con los tiempos bien calculados, mete al horno con el mismo programa que el picadillo, las bandejas de rape previamente marcado en la plancha. Calienta la cazuela de la sopa para que al servir esté hirviendo y lanza las puntas de espárragos a la plancha con un hilo de aceite de oliva y una lluvia de sal gruesa. Los va manejando con la espátula y casi a la vez que acaba de dorarlos, suena la chicharra del horno avisando que los 8 minutos programados para el rape ya se han cumplido.
Los platos soperos están ya preparados en la mesa de servicio. Cada cocinero coge su bandeja del horno en una mano y en la otra tiene una pinza para platear el pescado...
Y... ¡HORROR! ¡Está FRIO! El horno no calienta, la luz se enciende, pero el ventilador no funciona y al pulsar la tecla de temperatura, justo llega a 90º.
Afuera hay más de 40 esperando el siguiente plato y el horno NO FUNCIONA. ¡¡¡Cabendiez!!!
¡Rápido! ¡Todo a la plancha! Corta papel albal para taparla y dale más gas...Calienta más la sopa!
Bueno, una hora más tarde, la cena ha acabado. El cochinillo también se calienta en la plancha y parece que todo sale bien. El postre no necesita calor.
Al día siguiente, a primera hora, viene el "técnico", cambia un enchufe y todo vuelve a funcionar.
El susto ahí queda. Según os lo estoy contando, me recorre la calva un sudorcillo de mal recuerdo.
En fin la cocina profesional no es como los programas de Arguiñano. Os lo juro.

lunes, 10 de diciembre de 2007

COCOCHAS Y MEJILLONES EN EZCARAY




Llegué a Ezcaray el jueves día 6, fiesta de la Constitución. La noche anterior nos juntamos unos cuantos amigos en casa de uno de ellos, en Logroño, para cenar juntos. Había sido el cumpleaños del anfitrión unos días antes y cualquier excusa es buena para echar unas risas.

El caso es que como no madrugué, llegué a Ezcaray al mediodía, con tiempo justo de tomar un par de vinos, unas patatas fritas donde "La Vega" y una piparra en el Central. También fui a la Cooperativa a comprar algo de suministro, pues habíamos ido (Maras y yo) bastante precarios de alimentos y no era caso de ayunar.

Maras cogió, de los congelados, un paquete de cocochas de bacalao y otro de mejillones precocinados. Además cogimos otros suministros sin que vengan a cuenta...

El viernes, día 7, para mí era "puente" con lo que nos quedamos en el pueblo con idea de dar un paseo andando o en bici y matar el largo fin de semana en nuestro entorno favorito. El día salió malo, amenazando agua (que buena falta hace) y frío. Pese a todo, me enfundé de ciclista y fui a probar suerte yo solo. Estaba subiendo a Bonicaparra cuando empezó a chispear y unos minutos después, todavía no había llegado a la fuente de La Teja, el chaparrón que cayó me hizo darme la vuelta a casa, donde llegué mojado y pensando en la ducha reconfortadora.

¿Qué hago ahora? A la cocina. Primero enchufo el i-Pod y elijo música de los Beatles interpretada por varios cantantes...
Sartén y aceite. Calentar suavemente. Dos dientes de ajo en láminas finas. Media cebolla en juliana muy fina. Dos cayenas, cortadas con minucia. Que se poche todo suavemente. La sartén casi tapada para que la cebolla sude mejor. Mientras, las cocochas descongeladas desde ayer. Las limpio de barbillas y las corto por la mitad. Cuando la cebolla ya está casi hecha, añado las cocochas y subo un poco el fuego para que no baje el calor del aceite. Enseguida vuelvo a poner al mínimo y las dejo que se confiten con la cebolla.

Finalmente dos cucharadas de tomate natural para que coja color y los mejillones sin sus conchas. Otra vez aumentar el fuego y bajarlo de inmediato para dejar que se mezclen los sabores durante tres minutos.

Y ya casi es hora de ir a la plaza a tomar la ración de vino prepandrial.
El guisote estaba exquisito. Os lo recomiendo como primer o segundo plato. Por ejemplo después de una buena ensalada y por supuesto acompañado por un vino, que en mi opinión debería ser un tinto crianza (mejor si es un Rioja).
Que aproveche.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

CUATRO ESTRELLAS, CUATRO




Cuando uno es aficionado a la gastronomía, y se pasa muchas tardes en la cocina de casa inten- tando copiar recetas publicadas en libros o en revistas de uno de los grandes chefs maestros de toda la historia de la cocina española, y un buen día da ese salto al vacío que supone cocinar no sólo para los amigos, sino para el que quiera entrar en tu restaurante y pagar por comer lo que tú has hecho, no espera que llegue el día en que ARZAK en persona, entre en la cocina, vestido con su chaquetilla y pruebe una sopa de cebolla que se está calentando en los fogones y además diga: ¡Está buenísima!



Hoy, en Logroño, y concretamente en KABANOVA Comedor, ha habido una rueda de prensa de Eurotoques para presentar a dos de los patrocinadores de la Asamblea Nacional del año 2008 de esta asociación de cocineros europeos. La mesa ha estado compuesta por Cafés Greiba-Baqué, Calzados Robusta, Francis Paniego (del Restaurante Echaurren y delegado para La Rioja de Eurotoques) y Juan Mari Arzak, presidente honorario de la asociación.



Para mí, y ha sido un tema de la sobremesa de la comida, Arzak ha sido el cocinero más importante que ha tenido España para España. Me explico. Ferrán Adriá es el cocinero español más importante que ha habido a nivel mundial. El ha marcado un nuevo concepto de cocina y es indudable que pasará a la historia como el creador de algo totalmente nuevo y diferente. Una nueva era en la gastronomía.

Arzak no tiene nada que ver con esto. Arzak es el que trae la Nueva Cocina a España (junto con Subijana). Una Nueva Cocina (Vasca) cuyo origen está en Francia, de la mano, entre otros, de Bocusse. Pero La ruptura a la modernidad en nuestro país, la hace fundamentalmente él (con Pedro). También Arguiñano y otros, contribuyen en este movimiento, aunque luego se dedica a la comunicación.


Arzak, en mi opinión, y yo vivía en San Sebastián en los años setenta, y frecuentaba mucho su restaurante, ha sido el que más ha contribuido ha ¿dignificar? el oficio de cocinero. Y por eso, tenerlo hoy en mi casa, me ha supuesto una deshidratación seria por ¡cómo se me caía la baba!


Muchas gracias MAESTRO.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Acaba noviembre



El jueves día 29, acabamos las Jornadas de Caza entre Venta de Goyo y Kabanova. Como los demás días, el restaurante estaba lleno, se agotaron todas las plazas por reservas previas y yo creo que la gente salió contenta.

Nuestra mesa la compartimos los que estamos en la foto y Jose Fermín (detrás del objetivo). El primero de la izquierda, es Juan Carlos Esteban, cocinero y propietario de la Venta de Goyo. Suyo es el mayor éxito de este mes de caza, pues la elaboración principal la hizo él y sobre todo, vino, cada uno de los seis días que celebramos cenas, a colaborar en la cocina con todo su buen saber. Yo también fui los seis días, pero fui a cenar en plan marqués; y desde mi casa, a cinco minutos escasos del restaurante. Juan Carlos, sin embargo, vive a unos sesenta kilómetros por una sinuosa carretera que sigue el curso del Najerilla y que, curva tras curva, exige concentración continua para hacer el trayecto en una hora.

De nuevo ¡MUCHAS GRACIAS JUAN CARLOS!

La cena fue muy similar a la del miércoles, que os describí en la última entrada. Quizás, aún mejor, porque se van cogiendo los puntos, la presentación, etc. etc.

Lo cierto es que pasamos un rato estupendo y que, teniendo una buena ocupación, se demuestra que por un precio muy razonable, se puede disfrutar de un menú bueno, abundante y regado con un buen vino.

En el mes de diciembre, con las cenas de empresa y de amigos, tenemos lleno prácticamente todos los días, por lo que no haremos jornadas especiales; en enero, tendremos unos cuantos días de vacaciones, como todos los años, pero en febrero, intentaremos de nuevo llenar los "Jueves de Kabanova" posiblemente con Gastronomía del siglo XVI y XVII. Estoy sacando una serie de recetas que me parecen interesantes y curiosas de unos libros antiguos, de aquella época, y que combinadas con el buen hacer de Diego y Emmanuel, los cocineros, seguro que dan como resultado unas cenas divertidas.

Por supuesto os iréis enterando por el blog.

Que aproveche.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Cuarta pero no última cena de caza

Ayer tuvimos una nueva cena en KABANOVA. Nos juntamos "los depres": Rocío, Pilar, Loli, Dolores, Estíbaliz, Pedro, Rafa, Javi, Ramón y yo. Somos un grupo de cenadores que llevamos juntándonos desde hace ¡18 años!. Trabajábamos en el Hospital Provincial y periódicamente (por desgracia, cada vez más periódicamente) nos juntamos a cenar y a hablar. Como todos trabajamos en sanidad, aprovechamos para contar anécdotas y criticar a los jefes...
Ayer, como digo, nos juntamos para la 4ª Jornada de Gastronomía de Caza que organizamos Venta de Goyo y Kabanova.
La cena consistió en una ensalada de cecina de ciervo con "sus" croquetas. Luego un brick de caza sobre cebolla caramelizada y pasitas, un viejo plato de Kabanova, que Diego lo borda porque le da un punto especial y perfecto a la cebolla y añade un poco de fondo de carne con tomillo que junto con el crujir del brick redondea muy bien el plato.

Seguimos con uno de los platos que para mí era "estrella" de todas las Jornadas y así lo hice constar en una entrevista de radio. Se trata de una sopa de ajo con huevo trufado y panceta crujiente de jabalí. Nos lo sirvieron en un pequeño bol con el huevo hecho a baja temperatura, con lo que se consigue una textura increible, con una lámina de trufa y con un trozo de panceta, previamente confitado al vacío y finalmente bien marcado en la plancha con lo que se consigue que esté perfectamente crujiente. Verdaderamente un plato O.K.
Luego tomamos lomo de ciervo a la plancha, previamente marinado en aceite, pimentón, especias y una gota de Jerez. Justo se hace en la plancha para que esté rosiente al corte y se sirve con puré de castañas y un adorno de fondo de carne-caza.
Como postre tuvimos una copita de helado de turrón, con gelatina de Amaretto y reducción de P.X. y finalmente mousse de yogur con frutas del bosque.
Lo pasamos con un vino tinto crianza de Ontañón, café y chupito...
¡Bien!
Esta noche vuelvo a ir con otro grupo de amigos para repetir la cena. Le pedí al cocinero que me cambiara algún plato y creo que me va a poner perdiz escabechada... Ya os contaré si llego, que con esta vida...
Por favor, seguid rogando por mí !

miércoles, 28 de noviembre de 2007




Esta semana la tengo difícil. Me gusta comer, más, incluso, me gusta cenar, pero con la edad, si me paso en la cena, luego me cuesta dormir. Y cada vez duermo peor...




Esta semana tengo cuatro cenas seguidas de excepción. Lo normal es que, en casa, cene una ensalada hermosa: lechuga, endibia, tomate, pepino y algo como una latita de atún en escabeche y de postre queso y fruta. Para beber: agua del grifo. Pero si me salgo de la rutina, me suelo pasar de comer y de beber.




Ayer tuvimos invitados en casa y cené demasiado, y también bebí demasiado. Abrí una botella de Viña Alberdi que estaba gloriosa, y, ya en los postres, como se había acabado la primera, abrí la segunda y trago a trago, hablando de sinsubstancias y con un sueño que me caía, cayó (esa sí que cayó) la segunda botella. Suerte que estaba totalmente agotado y pude dormir siete horas de un tirón, que para mí, es casi un siglo.




Hoy he tenido otra cena, esta vez en KABANOVA, con los compañeros del Servicio de Trauma, invitados por un Laboratorio Farmacéutico. Acabo de llegar a casa y como me noto algo "pesado" antes de acostarme voy a intentar escribir un poco e ir haciendo la digestión. Hemos comido de coña. Habíamos preparado entre Diego y yo el menú. El del laboratorio me había dado carta abierta para lo que quisiera. Primero hemos roto con un pastelito de queso de cabra con sésamo y miel, que es uno de los aperitivos frecuentes de Kabanova. Luego hemos tomado un carpaccio de buey con foie y queso de Idiazábal rallado, que estaba exquisito, con el aroma que le da el aceite Lectus, de arbequina verde, que hacen en Quel. Hemos seguido con una ensalada de queso de cabra gratinado con pato confitado y vinagreta de mostaza, con su galletita de queso. A mi gusto, exquisita. Seguimos con una crema de puerros y panceta de jabalí. La panceta la hacemos al vacío a baja temperatura durante varias horas y maracada a la plancha en el momento del servicio. Queda que se deshace en la boca y con la crema de puerros es una mezcla sabrosísima. Luego un lomito de bacalao con muselina de ajos confitados, pasas y piñones. Este es el plato más antiguo de Kabanova (y de mucho antes). La receta la aprendí hace muchos años en el Club Laietá de Barcelona, y desde entonces quedé prendado de ella y le juré amor eterno. Sigo fiel. El plato de carne era a elegir entre carrilleras de ibérico con salsa de Rioja y puré trufado o lomo de ciervo a la plancha con puré de castañas... Y finalmente el postre: una quenelle de mousse de chocolate con galleta de naranja, un hojaldre de arroz con leche y un helado de queso. Café y chupito... y a dormir...




Mañana tengo cena de caza con un grupo de amigos y pasado también con otros. El menú anunciado es: ensalada de cecina de ciervo con su croqueta, brick de caza sobre cebolla pochada con pasas, panceta confitada sobre sopas de ajo y huevo trufado, guiso de manitas y oreja de jabalí a la riojana, helado de turrón con ghelée de amareto y reducción de pedro ximenez y peras al vino tinto con palito de canela...




Y el jueves, otra vez cena de caza...




Rogad por mí.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Nuevo Arte de Cocina (1767)






Tengo uno de esos libros en edicción facsimil que tratan sobre cocina y que se titula:

Nuevo arte de cocina, sacado de la escuela de la experiencia económica, su author JUAN ALTAMIRAS.

Con las Licencias necessarias.

Barcelona: En la Imprenta de Maria Angela Marti Viuda, en la Plaza de S.Jayme. Año 1767.

Me lo regaló hace algún tiempo mi buen amigo Jose Fermín, con idea de sacar alguna idea para el antiguo proyecto del "Maestro Trébede". Ahora lo he retomado pensando que hay que dar forma a "Los Jueves de Kabanova" para el año que viene y que un ciclo podría consistir en cocina antigua. Tiene varias recetas que son muy interesantes, a mi modo de ver, y que ligeramente actualizadas podrían atraer a algún gourmet de nuestros tiempos.

He elegido ésta, sin ninguna pretensión de nada, sólo por poner alguna de las muchas que hay. Y la transcribo tal y como está escrita, con sus bes y uves y sus acentos, comas y puntos...

Pies de Puerco rellenos.

Has de socarrar los pies despues de limpios, los pondrás à remojo toda la noche, y al otro dia se han de cocer bien: despues de cocidos sobre una tabla, les quitarás los huessos sin hacer muchos pedazos: dexa, si puedes, cada pie sin despedazar, y sino unelos, que con la pasta se componen; harás una pasta de harina, y huevos, y sino con pan rallado en lugar de harina: pondrás la sartèn con manteca de puerco, ò aceyte, y los freirás, poniendo una cobertera sobre la sartèn; porque salta mucho el aceyte, ò manteca: los servirás con azucar, y canela; y si los quieres componer con salsa, despues de rebozados, hazla de peregil, y avellanas, la desataràs con el caldo, que se cocieron los pies, y ponles todas especias.

Hasta aquí es la receta original. El relleno, por supuesto, lo podéis variar de la forma que mejor os parezca (os recomiendo con algún picado de setas sabrosas, o con algo de foie, o incluso con manzanas reinetas... el caso es ir probando). El azúcar y canela, antes de servirlo, es una norma que en aquellos tiempos, y mucho antes, era casi obligada para todo. Ahora, seguramente, no endulzaríamos unas manitas de cerdo y en vez de canela podríamos añadirle un toque de nuez moscada. La salsa de avellanas y perejil y especias, puede estar buena.

Un día colgaré la receta de las manitas de cerdo que hace Diego en Kabanova, que están de chuparse los dedos.

La foto es de este verano en Córcega, donde, por ciertas carreteras, nos encontramos varias veces a cerdos semisalvajes, que son más bien pequeños y delgados y de color, generalmente negro, pero los hay blancos y los hay, curiosamente, con grandes manchas blancas que a veces les ocupan la mitad del cuerpo.

lunes, 19 de noviembre de 2007

clavícula y costillas


Antes de meternos en gastronomías, tengo que comentaros que Manolo (el de azul), ayer, bajando de Ibaya, se dio un fostio y se rompíó la clavícula derecha en tres fragmentos, y al menos la segunda y la tercera costillas, también derechas; además se hizo unos buenos rasponazos en el codo, hombro, etc. y también se rompió el casco
Salimos Esteban, Manolo y yo a las 10,30h de Ezcaray. Habíamos quedado con Luis (el de rojo en la foto) pero hizo novillos, como es normal en él. Estábamos, pese a la hora y a un sol precioso, a 3º bajo cero y nos encaminamos a subir al Hombre, pensando que excepto la salida todo lo demás es muy cara al sol. El comienzo, para calentar, es subir a Sta.Bárbara, por carretera asfaltada, pero con bastante pendiente, que en algun sitio, a la llegada al refugio, pasa del 10%. Luego se coge la pista y ya todo el rato es una subida muy constante, sin a penas descansos, ni fuertes repechos. En total son 700 m de desnivel con 9 km. de subida, llegando a 1.550m. Supongo que tanto Manolo, como yo, habremos subido al Hombre más de cien veces.
Yo no salí bien, pues habíamos comido el día anterior excesivamente y todavía no había hecho la digestión de unas pochas con cocochas de bacalao al pilpil. Aunque llevamos muy buena ropa para el frío, la repentina subida de Sta.Bárbara me hizo romper a sudar y me abrí la chaquetilla, con lo que quizás me quedé algo frío (estas edades). Y cuando llegamos arriba, yo iba un poco tocado, con ganas de vomitar, por lo que les dije a los otros dos que me guardaran la retaguardia en el descenso. Pero ya casi abajo, vi que no me seguían (y yo había bajado muy lento) así que me paré a esperarlos, pensando que quizás hubieran pinchado. Sonó el teléfono móvil (bendito sea) y Manolo me avisó que se había caído y que tenía rota la clavícula. Localizamos un todoterreno y para arriba.
Esteban, que iba en medio, se había dado cuenta antes y ya estaba atendiendo a Manolo. De ahí al hospital, radiografías para confirmar la lesión y una buena inmovilización y a casita.
Luego llamadas de los amigos: "¡Si es que ya no tenéis edad!" Y en parte es verdad, por eso intentamos siempre bajar despacio, no apurar nunca pasos difíciles; si tenemos que bajarnos en un sitio difícil, no se nos caen los anillos, pero, está claro que un despiste lo podemos tener y que nuestros reflejos y nuestros huesos nos pueden jugar una mala pasada...
OTRA COSA:
El miércoles, cenaremos en Kabanova el tercer menú de caza. De nuevo la cosa promete y constará de 1.-Ensalada templada de manitas de jabalí. 2.-Muslitos y pechugas de codorniz en salsa de pacharán. 3.- Arroz cremoso de hongos con chuletitas de conejo. 4.- Perdiz estofada. Y de postres: Copa de mousse de chocolate con galleta de naranja y Hojaldre de arroz con leche con helado de canela.
Ya os contaré que tal todo.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Segundo menú de CAZA



Finalmente, la primera cena de las Jornadas Gastronómicas de la Caza en Kabanova, con Venta de Goyo, fue un éxito. El comedor estuvo lleno y tuvimos que decir a algunos que no había más sitio. Si bien es verdad que había una mayoría de invitados de prensa.

Seguramente eso nos valió para que al día siguiente la página de gastronomía del diario La Rioja se ocupara con una crónica y una gran foto hablando de la cena. También en las emisoras de radio salieron varias entrevistas y reportajes ad hoc. El caso es que ayer por la noche ya no había ninguna plaza para el resto del mes y ya hemos tenido que negar sitio a mucha gente. Hemos pensado en dar el menú repetido los viernes por la mañana o por la noche, o el miércoles por la noche... Pero lo justos que estamos de personal nos complica el tener que dar por una parte la carta, por otra el menú del día, por otra el menú degustación y finalmente el menú de caza. Si suprimimos alguna de las opciones, algún cliente se puede molestar y, la cosa no es nada fácil...

Esta noche también tenemos un menú atractivo. Empezamos con un CARPACCIO DE CIERVO, para abrir boca y con un vinito blanco de vendimia tardía, que no llega a ser dulce, sino que ayuda a abrir papilas gustativas y olfativas para lo que va a llegar. Luego una ENSALADA DE MANITAS DE JABALÍ CON MEZCLUM DE SETAS. Seguimos con una CREMA DE PUERROS CON MUSLO Y PECHUGA DE PALOMA TORCAZ, la paloma la pondremos a la plancha como un solomillo para que se haga por fuera y por dentro quede rusiente, que es como más tierna está y como mejor se aprecia su propio sabor. Los muslitos, irán posiblemente fritos en aceite hirviendo para que queden crujientes. Con las carcasas y unas verduras y vino, hacemos un fondo de paloma con el que poco más que decoramos la crema. Acabamos con un GUISO DE CIERVO, que tuve la ocasión de probarlo hace unos días y me pareció exquisito. Luego como postres tenemos unas TRUFITAS DE MORCILLA DULCE, que es una creación de Diego, el chef de Kabanova y que son buenísimas. Y una MOUSSE DE QUESO CAMERANO CON HELADO DE MIEL DE ALTA MONTAÑA. Estos últimos platos los "regaremos" con un crianza de Rioja, posiblemente un Viña Emperatriz, que se deja beber francamente bien.

El fin de semana pasado estuve con un comensal de la primera jornada y me ratificó lo bien que había cenado, "la pena que al día siguiente había que trabajar... porque la cena se merecía un par de copas por ahí". Tenía razón, pero no puede ser tenerlo todo.

(La foto, es de la antigua ferrería de Posadas, vista desde el camino de Altuzarra. Todo muy cerca de Ezcaray)

miércoles, 7 de noviembre de 2007


Aunque hoy ya he hecho otra entrada a propósito de las Jornadas de Caza, quería escribir muy brevemente sobre otras dos cosas, sin ninguna relación con lo anterior.


La primera es que he visto y oído a Aznar en la tele, con su cautivadora sonrisa semivertical, aludiendo a la sentencia del 11-M y sobre los "inductores" del mismo. Me parece que está teniendo el mismo ojo que cuando vio las armas letales de Irak. Y no digo más, porque ya huele...




Lo otro que quería comentar, es que hoy he ido con mi amigo JoséFermín a visitar el Monasterio de Cañas. He tenido la suerte de poder verlo detenidamente y de compartir unas horas con el padre Félix, ¿abad? benedictino e incluso comer con él. El monasterio, que yo sólo conocía de puertas afuera, merece la pena visitarlo. Creo que debe ser una visita obligada para enseñar a todo el que no lo conozca, con una iglesia, un museo y un cuarto de reliquias magníficos. Además, concretamente en estas fechas donde rebosan colores, una situación maravillosa que sugiere una paz interior a los que estamos muy faltos de creencias.




La comida ha consistido en una exquisita crema de calabaza, espaguettis con chistorra, carne guisada con pimientos verdes y arroz con leche. Hemos bebido una botella de vino del Club de Cosecheros de Rioja Alta (ha sido nuestra aportación), café y un chupito de un licor cisterciense. Luego hemos comprado pastas variadas y rosquillas, y tras ver unas cuantas magníficas obras de la biblioteca, concretamente un maravilloso facsimil del atlas de Tolomeo (?) del siglo I-II, y de darnos un pequeño paseo, nos hemos vuelto a Logroño a seguir nuestra vida menos ascética.


martes, 6 de noviembre de 2007


La VENTA DE GOYO es un restaurante de los de siempre de La Rioja, situado en el cruce de la carretera de las Viniegras y de Canales, yendo desde Nájera por Anguiano. Siguiendo el curso del río Najerilla, por una carretera sinuosa por la que hay que circular lentamente, curva tras curva y sin perder la vista tras las continuas imágenes que se ofrecen de un monte abrupto, lleno de colores de roca y árboles.
El nieto de Goyo se llama Juan Carlos y él, con Begoña, su madre, mantienen una cocina, clásica pero que nunca cansa. Por aquellos lugares de Dios se pescan truchas de verdad que ellos saben freír en su punto. Y se caza, se caza sobretodo caza mayor, jabalíes y ciervos.
Pues el caso es que a partir de mañana día 8, todos los jueves de noviembre (8, 15, 22 y 23) vamos a hacer en "Kabanova comedor" unas Jornadas de Caza, conjuntamente, es decir, Venta de Goyo y Kabanova. Se celebrarán en Kabanova y la caza procede casi toda de Venta de Goyo. Juan Carlos va a ser el que la cocine y Diego, quien le de el toque final.
Hace unos días tuve la suerte de hacer una "cata" de platos, en total creo que prrobé 10 platos, todos en plan degustación, y me parecieron, casi todos, muy interesantes.
Esta semana, mañana presentamos el primer menú que a falta de algunos detalles, va a consistir en: paté de hígado de ciervo, terrina de pato azulón, mousse de boletus con trufa blanca, manitas de jabalí rellenas de setas, cuenco de alubias con chorizo huesero de venado, guiso de jabalí y minimacedonia de frutos rojos con espuma de maracuyá y acabamos con torrija con helado de queso...
Lo regamos al principio con un blanco vendimia tardía del Penedés y luego con un crianza de Ontañón.
Yo pienso ir a cenar con Maras y otros amigos, y como cada jueves cambiamos el menú, ya tengo reservado para todos los días...

domingo, 28 de octubre de 2007

Estos días he acabado de leer uno de los libros con los que más he disfrutado desde hace años. Y que conste que últimamente he leído algunos libros muy interesantes. Este último es "Pelando la cebolla" de Günter Grass. Hace años leí "El rodaballo" (volveré a leerlo) y no lo recuerdo especialmente. Pero a veces me ocurre, también con la música, que leo algo y no me empapa, y al cabo de un tiempo vuelvo a leerlo, por el motivo que sea, y "lo entiendo" con lo que tengo la impresión más que de un repaso, de una novedad.

Cuando leo me interesa siempre mucho más las formas que el "guión". De hecho, cuando una novela me inquieta, suelo leer el final, para quitarle la intriga y así disfrutar simplemente del hecho de leer. Cuando voy a la ópera o cuando oigo una sinfonía, no me molesta para nada saber el final, al revés, me voy dando el regusto de ver como el desarrollo va llegando a concretarse...

Bueno el caso es que "Pelando la cebolla" me ha impresionado porque no recuerdo haber leído nunca una autobiografía novelada escrita como un poema continuo. No soy buen lector de poesía por lo que con frecuencia he tenido que releer varios párrafos, a veces para entenderlos, a veces para redisfrutarlos.

Como sorpresa del libro y unido a mis aficiones gastronómicas-culinarias, veo que el bueno de Günter es un aficionado gastrónomo. Puede que sea por el hambre que pasó, pero tantos recuerdos como tiene sólo se comprenden en alguien con una sensibilidad especial también en este aspecto...

Sólo recordaré en esta página el "puding de vainilla con trocitos de almendra" que su padre le hacía y que a él le gustaba bañar con salsa de chocolate. Y las clases de cocina en el campo de prisioneros del Alto Palatinado en la postguerra, donde el cheff Brühsam, de Berasabia, enseñaba, sólo en teoría como hacer una cabeza de cerdo en gelatina o las morcillas con sémola de avena condimentada con mejorana y pasas. Mientras se mantenían con un régimen de ochocientas cincuenta calorías a base de tres cuartos de litro de sopa de centeno con unas gotas aisladas de grasa, pan, algo de mantequilla o queso y un "pegote" de mermelada.

¡Que aproveche!

jueves, 18 de octubre de 2007



Febrero de 1999. Sociedad Gastronómica "El Rincón". La foto tiene un protagonista indudable, el maestro D.Alfredo Kraus. Hablando con él, el que escribe estas palabras, cayéndoseme la baba.
Al llegar, él vino a saludarme y me dijo que ya sabía que yo era médico y cocinero aficionado y que agradecía mi invitación. Yo le dije el honor que me hacía con su presencia y le insistí diciéndole "Maestro: No sabe usted cuantos ratos maravillosos me ha hecho pasar. En Bilbao, en el Teatro Albia y más recientemente en el Liceu, aquel día mágico de Lucrecia Borgia con la Sutherland y en la misma temporada, Lucia de Lammermoor con la misma soprano..."

"¡Qué tiempos aquellos!" me contestó con una cierta añoranza en su cara.

Me preguntó por el menú y se lo enumeré detalladamente. "No es precisamente la típica comida riojana" me instó. Y le respondí: "Todos son productos riojanos, las verduras, el queso, el corderito, los melocotones y el vino"

Luego comió con apetito, comentamos después que no había dejado nada y que había untado las salsas. Hubo un momento que sufrió un ataque de tos "preocupante", pero se repuso y siguió comiendo bien. La sobremesa se nos hizo corta, pero hubo tiempo para más fotos, firmas y charlas.

Fue Eduardo Aísa, Presidente de la Asociación Riojana de Amigos de la Opera, quien me encargó la comida. Tuve de ayudantes a Maras, Quique, Dionisio y Guillermo. El menú se me ocurrió mientras andaba en bicicleta (otro de mis vicios/aficiones) camino de Soto de Cameros.

Para el primer plato pensé en la verdura y me pareció que un buen cardo de Calahorra no se come en cualquier sitio. Hice una crema, con abundante cebolla rehogada en mantequilla y luego le añadí el cardo troceado ya cocido. Después de tenerlo casi un momento en la cebolla ya pochada, le añadí caldo de cocerlo y un poco de leche. Todo bien batido en la Thermomix.
A parte hice unos raviolis de queso de Cameros y finalmente los añadí, calientes, a la crema, ya en el plato y por encima espolvoreé perejil y un hilo de aceite de oliva virgen.
El segundo plato quería que fuera de pescado. En La Rioja no tenemos mar y no pescamos bacalao, pero tampoco lo pescan en Bilbao y su salsa vizcaína parace que se haya apropiado de la gastronomía de este pez del norte de Europa. Así que una láminas de bacalao, justamente espumado como toda cocción y puestas en timbal sobre un pisto riojano de calabacín me pareció adecuado. Como guarnición y adorno le puse tres salsas de tres colores, el rojo de unos pimientos del piquillo, el verde de unos pimientos verdes, y el blanco de unos puerros. Esta receta o muy parecida la había comido por a quella época en el restaurante Iguareña de Ezcaray.
Finalmente, para el tercer plato, el de carne, creí que debía de poner corderito. Encargué al carnicero que me sacara los lomos de las chuletas, sin huesos, y con éstos hice una salsa de vino tinto. los lomos los corté en medallones y los hice a la plancha (no disponía de brasas). Con unos melocotones en almíbar, cortados en gajos y pasados por la misma plancha para tostarlos un poco, la salsa de vino como base y los medallones bien colocados, me quedó un plato bonito y francamente sabroso.
Dionisio preparó las torrijas emborrachadas en moscatel y las acompañó con una salsa de chocolate caliente. Don Alfredo aún se comió dos de ellas...
Antes de acabar, he buscado el disco de Werther de Massenet, cantado por Krauss y Troyanos. Ya hace un ratito que me envuelve su música buscada. Y ahora el recuerdo de aquel día y la voz de su protagonista me está emocionando...

miércoles, 17 de octubre de 2007

5º aniversario de KABANOVA Comedor





El día 25 de julio de 2002, ¡Santiago y cierra España!, en el nº9 de la calle del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil de Logroño, Maras y yo (Víctor), con demasiados años en nuestras espaldas, nos lanzamos a una aventura que, sobretodo a mí, me corroía las entrañas desde años atrás. Abrimos un restaurante que llamamos Kabanova Comedor.


Tres años antes, era el siglo pasado, fundamos, junto con Elena y César, una sociedad que llamamos "Bocado C.B." con la que dábamos comidas en la "Sociedad Gastronómica del Colegio de Médicos" en su sede recién inaugurada.


Desde muchos años antes, en la sociedad gastronómica "Gure Txoko" jugué a cocinillas con mis amigos, me dejé lisonjear por ellos, y les hice innumerables menús, casi siempre distintos, y con frecuencia, osadamente innovadores. Su buen apetito se lo tragaba todo, o casi todo, y yo seguía probando nuevas recetas y ellos untando el plato.


En otra sociedad "El Rincón", en la que cociné también con frecuencia, tuve la experiencia de dar una cena para 60 ó 70 comensales. Fue hace 18 años, después de un viaje operístico a Nueva York y pasamos una noche estupenda. Varios años más tarde, tuve el gran honor de "dirigir" una comida homenaje de la Asociación Riojana de Amigos de la Ópera al maestro Alfredo Kraus, unos meses antes de su fallecimiento. Con lo bien que comió una crema de cardo con ravioli de queso de Cameros, láminas de bacalao sobre pisto riojano con salsas de puerro, pimiento verde y pimiento rojo, corazones de chuletillas de cordero con melocotones y salsa de vino y torrijas borrachas de moscatel, repito, con lo bien que comió de todo y al poco tiempo se le descubrió un cáncer de páncreas que le llevó a la tumba. A veces me pregunto si tuve algo que ver...


Después de tener el gusanillo de la cocina, crecido en mis entrañas, más que el monstruo del lago de Ness, conocí a Francis Paniego, casado con mi sobrina Luisi. El y su madre me abrieron las puertas de su cocina del Echaurren, donde se unen la cocina tradicional heredada de su madre, Marisa Sánchez, premio nacional de gastronomía, y la suya propia, que le llevó a ganar el Plato Joven de la Cocina Española del año1999 y más recientemente la primera "estrella" de la guía Michelin de La Rioja. No sé qué pudo ser más: ¿Hablar con el Maestro Kraus y recibir sus felicitaciones o estar diez días trabajando en la cocina de Echaurren? En todo caso, para mí fueron dos grandes experiencias que nunca olvidaré.